viernes, octubre 06, 2006

La Lambada

Fuente: Encyclopedia of Pop Culture
Cada cierto tiempo la industria discográfica mundial se inventa alguna canción de esas pre-fabricadas para gustarle a todo el mundo y ser bailadas por millones de personas en el planeta. Así hemos visto sucesos mundiales de baile como la Macarena, el carapicho, el aserejé y el meneito, donde unas estrofas fáciles, unas instrucciones de baile sencillas, una historia inventada y una agresiva campaña de mercadeo, convierten cualquier melodía insulsa en un fenómeno de proporciones mayúsculas.
A principios de 1.990 la fiebre de La Lambada cautivó al mundo. En Estados Unidos, medios de comunicación de los llamados “serios” como el Wall Street Journal, el New York Times y el USA Today dedicaron cientos de páginas a hablar de un ritmo que prometía ser más arrollador que la misma llegada del rock and roll.
Pero como ningún otro símbolo de la CULTURA POP, la Lambada se desvaneció en menos de 1 año de haber llegado. El problema radicaba justamente en lo que la hacía atractiva.
La Lambada era una canción apoyada por un exótico y atractivo baile en el que el hombre metía su pierna en la mitad de los muslos de la mujer, mientras que esta bajaba y subía la pierna de su compañero. Millones de personas en todo el mundo llegaban a las discotecas a encontrar el fragor de La Lambada, pero solo unos pocos sabían como bailarla. A diferencia de otras tonadas de temporada, La Lambada era difícil de bailar y aquellos que aprendieron les avergonzaba exponerse ante tanta gente.
La fiebre de La Lambada había aparecido en le verano de 1.989 en Francia cuando varios turistas suramericanos la bailaban en la Costa del Sur. La compañía discográfica Sony se inventó varias historias alrededor de su producto que era cantado por el grupo Kaoma: la primera que la Lambada había sido descubierta un año atrás en las costas de Brazil, que el baile había sido vetado por su connotación sexual y que la canción había sido escrita por Chico de Oliveira y Lamotte d’Incamps.
En julio del 90, con solo 4 meses de furor, el escándalo de la Lambada reventó: la sociedad de autores y compositores de Francia descubrió que Chico de Oliveira ni siquiera existía; y que D’Incamps tampoco era el autor de la canción que a propósito no era de Brasil, sino de Bolivia y cuyos compositores reales eran los hermanos Gonzalo y Ulises Hermosa.
El escándalo trajo consigo el fin de la fiebre, pero los creadores de la mentira, la casa discográfica Sony, no parecía importarle mucho tras haber vendido 5 millones de copias.
En solo 4 meses de fiebre de Lambada en Estados Unidos, salieron camisetas, videos, libros toallas, tragos y souvenirs que no lograron capitalizar a tiempo el éxito de la canción.
En ese corto período también se hicieron dos películas sobre el tema: Lambada y Lambada The Forbidden Dance. Ya se podrán imaginar la calidad de las mismas. Son de verdad son deliciosamente perversas e incluso diferentes
Una de ellas, la más exótica, contaba la historia de una princesa india brasilera que salva la selva tropical ganándose un concurso de baile.
La otra se inscribía dentro de una especie de neo-realismo con conciencia social que transcurría en Beverly Hills. Allí un profesor de matemáticas de secundaria se escapaba todas las noches vestido de cuero a bailar lambada para generar confianza entre jóvenes delincuentes a quienes sermoneaba para que hicieran sus tareas.
Mentira corporativa global. Flor de un día. Canciones que necesitan baile para funcionar. Más que un ícono, La Lambada fue una divertida desgracia de la CULTURA POP.

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