lunes, octubre 30, 2006

¿Dónde Está La Fórmula de La Felicidad? (Parte I)

Fuente: BBC
Después de miles de años en busca de la fórmula de la felicidad, un equipo de neurólogos afirma que ésta es el resultado directo de la actividad cerebral, susceptible de ser observada y medida.
El doctor Morten Krigelbach, colaborador de la BBC en la serie "La fórmula de la felicidad" afirma que "La neurociencia de la felicidad y el bienestar está dando sus primeros pasos”.
Según Krigelbach, la búsqueda de la felicidad ha sido una preocupación para los seres humanos desde los comienzos de la historia.
"Sin embargo, son pocos los que alcanzan este estado deseado, e incluso cuando lo hacen, sólo se dan cuenta más tarde", apunta el científico.
Hasta el momento, el foco de la investigación neuronal de la felicidad se centra en dos aspectos: el placer y el deseo.
El especialista afirma que "La noción de recompensa es un elemento central en estos dos estados de ánimo, y así lo confirman los estudios con animales realizados por psicólogos conductistas desde el siglo XX".
Durante los años cincuenta, los psicólogos canadienses James Olds y Peter Milner, de la Universidad McGill, descubrieron que las ratas se acostumbraban a tocar una palanca que generaba una pequeña descarga eléctrica, a través de microelectrodos implantados en sus cerebros.

Cuando la corriente estimulaba ciertas zonas cerebrales, los roedores repetían la maniobra para recibir nuevos estímulos eléctricos. Y lo hacían hasta 2000 veces por hora, dejando de lado otras rutinas habituales, como la actividad sexual o la alimentación.
Estos datos hicieron que Olds y Milner anunciaran que habían encontrado el centro del placer en el cerebro, que se ubica en la misma región que resulta afectada por el mal de Parkinson.
Más tarde, una serie de estudios con seres humanos, dirigidos por Robert Heath, de la Universidad de Tulane, se basó en estas nociones para intentar comprender enfermedades mentales.
En una línea de investigación éticamente repudiada, estos científicos trataron la homosexualidad como una enfermedad que se debía curar con la implantación de electrodos.
Más allá de la repetición observable y compulsiva de conductas, no quedaba claro en los reportes de estos ensayos tempranos que los pacientes efectivamente experimentaran placer a través de los electrodos.

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