viernes, noviembre 03, 2006

Harley Davidson (Parte III)

Fuente: The Encyclopedia of Pop Culture.
La mala imagen generada por delincuentes, las opciones de nuevos automóviles en el mercado y la creciente competencia de los japoneses pusieron a Harley Davidson al borde de la quiebra.
Para mediados de los 80, la empresa cambio radicalmente su acercamiento al mercado. Después de apelar al típico gringo radical y chauvinista, Harley comenzó a vender su sentido de aventura al nicho de mercado más económicamente activo: los yuppies.
La empresa mejoró sus controles de calidad de fábrica y el acabado de las motocicletas; Creó un club llamado El Grupo de los Dueños de Harley; Animó y asesoró a sus distribuidores a redecorar sus tiendas, las cuales pasaron de ser el tradicional hall de exhibición de vehículos, a tiendas integrales de diseño con ropa para motociclistas exhibida en maniquíes y llamativas luces de neón.
La estrategia surgió el efecto comercial y además cambió la percepción general de la marca. Para finales del siglo pasado, se calculaba que el 60 % de los usuarios de una Harley habían ido a la universidad. El nuevo prototipo de cliente de la moto, era básicamente un tipo con alto nivel adquisitivo que estaba en la mitad de sus 30 y que quería verse más joven y más rudo.

Frente al fenómeno, el diario Wall Street Journal titulaba: “La Harley se volvió un artículo de moda”. Otro medio advertía que la Harley era la moto preferida en Hollywood, y otro reportaba la aparición de un grupo de ejecutivos de publicidad en Chicago -harlistas de fin de semana- al que irónicamente se le llamaba “Los Patrulleros del Rolex”
Los nuevos devotos del vehículo también incluían millonarios como Malcom Forbes, actrices como Liz Taylor y presentadores de televisión como Jay Leno. Al igual que los Jeans, las motos Harley pasaron de ser un símbolo de rebelión de la clase trabajadora para convertirse en un accesorio de moda.
Eso parece corroborarlo Willie G. Davidson, nieto de uno de los fundadores y Vicepresidente de diseño hasta hace muy poco, quien aseguró en alguna oportunidad: “Estamos en el negocio de la moda.
Porque aparte de motos, el catálogo de Harley Davidson incluye toallas de playa, teléfonos en forma de moto, perfumes, crema de afeitar, tarjeta de crédito y tatuajes removibles.
En Colombia, el espíritu Harley pareciera existir precisamente más como concepto de moda que como aquella rebeldía de los primeros años. En nuestro país, se hacen de manera periódica caravanas y encuentros de hablistas que incluyen varias novelerías como la mejor pinta, la chica Harley y la moto mejor arreglada.
Sin duda, aunque costoso y excluyente, un verdadero ícono de la CULURA POP: Harley Davidson

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