viernes, mayo 18, 2007

Las 10 cosas que más molestan del trabajo

Fuente: Portafolio, www.todaysten.com

Primera: Mala gestión. Un jefe que cambia de idea constantemente, que no sabe para donde va su área o su empresa, o que es menos calificado que usted, puede poner de malgenio a cualquiera.

El no hacer las cosas bien, genera frustración y actitudes defensivas que pueden llevarlo a la ira. Además hay un desgaste al hacer cosas sin sentido que no llevan a los resultados deseados por falta de definición.

Las empresas deben tener metas y objetivos a corto y mediano plazo muy claros, y el papel que sus empleados juegan para alcanzarlos. Si un empleado sabe qué se espera de su gestión, se encamina en ello.

Segunda: Tratamiento injusto. Ganarse un regaño por culpa de otro, ganar menos cuando se trabaja mas que otro, o que otro se lleve el crédito o alardee con el trabajo que no hizo, son actitudes que se ven a diario en las compañías y generan mal ambiente laboral.

Cada persona conoce sus habilidades y espera que lo traten según lo que ha demostrado que puede hacer. Para evitar diferencias es necesario definir muy bien los cargos para que el jefe de una retroalimentación con base en esos resultados. Por eso también hay que tener claridad con los salarios de acuerdo con las responsabilidades.

Tercera: falta de oportunidades para avanzar en la carrera. Muchos profesionales se capacitan para mejorar. Cuando la empresa le pone un tope a su evolución, se genera frustración y por ende desmotivación y malos resultados. Si una persona tiene retos en su trabajo, se esfuerza continuamente. Cuando las empresas no ofrecen oportunidades de ascenso o políticas claras al respecto, puede perder su talento humano.

Al buscar un trabajo este es un punto para tener en cuenta: la posibilidad de educarse y crecer dentro de la compañía para saber hasta donde se puede llegar.

Cuarta: Sentirse poco valorado. Hay empleados que necesitan de reconocimiento positivo constantemente para sentirse motivados. otros se automotivan, y auque les encantan las felicitaciones, no están pendientes de ellas.

Sentirse bien con el trabajo y los jefes también depende de la autoestima. Según los expertos, si una persona se siente bien consigo misma y con lo que está haciendo, no necesita que alrededor le estén ratificando lo bien que hace las cosas. Hay personas motivadas al logro, que se plantean retos y metas y se dedican a conquistarlas. Otras necesitan de acompañamiento y más seguimiento.

Cualquiera que sea el caso, el reconocimiento es importante y por eso hay que tener espacios para la retroalimentación, ya sean formales o informales.

Quinta: Tener demasiado trabajo. Quedarse en la oficina más tiempo que los demás para evacuar tareas pendientes es molesto. Pero hay que mirar si el problema es por recarga de trabajo o desorganización. Y si el culpable es uno mismo o a la empresa.
Puede tener más trabajo por que la compañía no tiene lineamientos para su cargo, o porque hay menos personal del necesario. Hable con su jefe sin quejarse y presente propuestas para solucionar su problema de sobrecarga con nuevas formas de hacer las cosas.

Si la desorganización es suya, por falta de método y planeación, por no priorizar tareas, por tener un mal manejo del tiempo, o por no delegar, es hora de que se asesore para superar esos inconvenientes. Haga listas de tareas, use agenda, aprenda a confiar en los demás para delegarles trabajo y aprecie el tiempo.

Sexta: Problemas con la informática o falta de conocimientos tecnológicos. Una de las cosas mas molestas que podemos sentir es cuando se borra, pierde o desaparece un trabajo en el computador por obra y gracia de oprimir la tecla equivocada.

La tecnología puede abrumar a ciertas generaciones de profesionales.

Otras veces desespera la lentitud, ineficacia o carencia del sistema.

La tecnología debe ser una herramienta para hacer mejor y más rápido el trabajo, por eso hay que familiarizarse con ella.

Si le falta capacitación, hay que actualizarse, reconocer que no se conoce un sistema y pedir entrenamiento.

Séptima: Compañeros deshonestos. Darse cuenta que un colega se aprovecha de su posición, o que abusa de la empresa utilizando sus recursos para beneficio propio, ofende a sus compañeros alterando el ambiente laboral.

No es una situación fácil de manejar, especialmente si no se tienen pruebas contundentes. Entonces hay dos posibilidades:, hacer caer en cuenta al infractor de lo que está haciendo y darle una oportunidad para cortar con esa conducta. O dos, denunciarlo a las directivas, y si es del caso, a las autoridades.

Si ya es un problema de la gerencia, hay que preguntarse si se quiere hacer parte de una empresa con prácticas deshonestas.

Octava: Incompetencia de los colaboradores. Cada jefe responde por unas metas que debe alcanzar con su equipo, cada quien aporta lo que sabe. Sentir que no se tiene ese apoyo del grupo es desgastante, interfiere con la producción y el buen desempeño.
Esto generalmente se debe a una mala selección de los colaboradores, que no tienen las habilidades o conocimientos adecuados. También se puede revisar si lo que les falta es capacitación o si el perfil del cargo está mal definido o si se trabaja sin tener metas claras.

Lo cierto es que para escoger colaboradores se debe tener claro para qué se necesitan.

Novena: Falta de educación entre compañeros. Hoy en día es muy frecuente tener colegas que vienen de otras partes del país e incluso de diferentes países. Cada uno tiene su cultura y sus costumbres y estas pueden chocar con las de otros.

El grupo de trabajo suele ser muy heterogéneo, especialmente ahora con la globalización. Por eso es importante conocer la cultura de una empresa para saber si se ajustan a su manera de ser y a su forma de trabajar. Lo mismo debe hacer la empresa a la hora de seleccionar a sus colaboradores.

Si tiene compañeros que le molestan por lo que hacen, debe decírselo de manera respetuosa y considerada explicándoles los motivos de su disgusto.

Décima: Jefes imponiendo su poder. Ser líder de una empresa requiere de cualidades especiales y entre ellas está saber administrar su recurso humano. De cómo los trate y los guíe, depende en gran medida que se alcancen las metas propuestas.

Hay diferentes tipos de liderazgo que funcionan de acuerdo con las circunstancias. El impositivo, que es aquel que demanda acatamiento inmediato, puede ayudar en momento de crisis o para emprender una reestructuración con empleados problemáticos. Pero en general, impactan negativamente el ambiente laboral.

Si se tiene un jefe así y la confianza para hablar con él, hay que hacerlo, pero sin descartar el riesgo que eso puede significar.

El mejor líder es aquel que se gana el reconocimiento de su gente y la motiva.

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