miércoles, julio 11, 2007

Pequeños expertos de la bolsa

Fuente: THE WALL STREET JOURNAL

Brandon Conley comienza su conferencia telefónica semanal el miércoles a las 7:30 de la mañana con un resumen de noticias que afectan el portafolio de su fondo, Mariner Investment Advisers.

La economía de Japón da muestras de disminuir su ritmo. IBM está aumentando su presencia en China. Halliburton considera cotizar en la bolsa de Dubai.

Al otro lado de la línea están sus analistas de inversión, David White-Goode, de 17 años, y Jeremy Hitotsubashi, de 13. El propio Brandon tiene 14 años.

David cubre la industria de defensa y aeronáutica. Ofrece una actualización sobre Northrop Grumman, enfatizando su fuerte posición como constructora de barcos. Su recomendación: comprar.

Brandon pregunta “¿Qué precio debemos esperar?, ¿ $85 dólares? ¿O podría ser más alto, alrededor del rango de Boeing o Lockheed?”. “85 por acción”, responde White-Goode.

Brandon y su personal no son los primeros adolescentes adictos al mercado. Su historia sin embargo sugiere que algunos inversionistas niños alcanzan hoy en día un nuevo nivel de complejidad y, en algunas ocasiones, de obsesión. Brandon ha asumido muchas de las convenciones de un fondo de inversión profesional. Él y su personal recaudan fondos de inversionistas independientes, desarrollan relaciones con compañías e incluso hablan en las conferencias de accionistas.

Brandon tuvo la idea de comenzar el fondo en noviembre cuando asistió a un curso de finanzas. Como parte del programa, él y otros estudiantes tenían que crear sus propios planes de negocios.

Un estudiante quería abrir una tienda de monopatines, pero Brandon, que quedó interesado en los mercados gracias a un juego de realidad virtual llamado Neopets, quería comenzar su propio fondo de inversión. “Me dejó atónito”, dice Jay Ellis, gerente regional de Washington Mutual en Manhattan e instructor del curso.

En seis meses, Brandon Conley dice que ha aumentado el valor de su fondo en un 30%, a alrededor de 5.000 dólares. Su fondo está compuesto de dinero que ha ganado reparando las computadoras de sus vecinos y contribuciones de sus tíos.

Brandon está suscrito a una decena de publicaciones financieras y sitios Web. A menudo les pide a sus parientes que le regalen suscripciones para su cumpleaños o para ciertas festividades.

Sigue las noticias financieras en televisión prácticamente todos los días. Su dormitorio está cubierto de papeles e informes corporativos. Varios relojes en la pared muestran la hora en Nueva York, Moscú, Londres y Tokio, para que pueda seguir
la apertura de los mercados no estadounidenses.

En unos meses más, planea relanzar el fondo Mariner sumando otros 30.000 dólares que está recaudando con la ayuda de un abogado. Como apenas tiene 14 años, sus padres son los custodios de la cuenta de corretaje donde realiza sus operaciones.

Brandon se reúne semanalmente con sus empleados en Starbucks después de su clase de ajedrez. Ninguno de ellos ha cobrado todavía, pero Brandon planea pagarles un porcentaje de las ganancias, además de bonos en base a su investigación. También planea agregar personal. El dice: “Probablemente contrataré un par de empleados más para gestionar el corretaje bursátil y un gestor de tecnologías de la información”.
Brandon realiza operaciones bursátiles casi todos los días. Recibe cotizaciones de acciones en el celular de su madre, el cual toma prestado con frecuencia.

A la madre de Brandon a veces le preocupa tanta actividad. Después de encontrarlo despierto a las 4 de la mañana siguiendo en la televisión informes financieros sobre los mercados asiáticos, le ordenó irse a acostar. Ella admite que como madre, está asustada.

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