miércoles, julio 11, 2007

Conozca el tren bala de Japón

Fuente: Portafolio

El tren bala japonés sigue siendo, 43 años después de su nacimiento, el más puntual, eficiente y seguro ferrocarril de alta velocidad del mundo. Es un símbolo del poderío tecnológico de un país que en los años sesenta se encaramó a la vanguardia mundial a 300 kilómetros por hora.

El Shinkansen, como se conoce el tren de alta velocidad en Japón se enfrenta a riesgos variados como los terremotos y tifones del país. Pero su logística es tan perfecta que ninguno de los 6.000 millones de pasajeros que ha transportado ha muerto en un accidente.

Lo primero que sorprende es la extrema sencillez del proceso de compra de los billetes y entrada a los andenes, como si fuera un metro. Así, el pequeño trámite de compra y los 553 kilómetros de distancia entre Tokio y Osaka duran un poco más de dos horas.

Los horarios se cumplen con exactitud, la limpieza es extrema y los empleados del tren se comportan con una educación exquisita.

El último modelo Shinkansen, los trenes N700, incorporan en cada butaca conexión a la red eléctrica y a Internet, donde los viajeros aprovechan su tiempo trabajando en sus portátiles.

El diseño interior de los vagones de primera clase Green Sha es calcado de las secciones más costosas en los aviones. Tiene amplios sillones de terciopelo que pueden inclinarse hasta 120 grados, reposa-pies ajustables y apoya- brazos. También cuenta con lámparas de lectura individual y un servicio audio de canales musicales.

Los N700 comenzarán a funcionar desde el próximo 1 de julio en los trayectos comerciales de la línea que une Tokio con Osaka. Su diseño es más agresivo y consumen menos energía,

En tres años entrará en funcionamiento en toda la red una flota de 54 trenes de 16 vagones del nuevo modelo de tren bala. Cada uno transportará a 1.323 pasajeros.

El origen del proyecto de la alta velocidad data del crepúsculo del Japón imperial, en los años 40. En aquel entonces las autoridades del país estaban eufóricas con la fabulosa expansión de sus ejércitos por toda la región Asia-Pacífico. Entonces se plantearon unir Tokio con Shimonoseki, en el extremo sur de la isla de Honshu, e incluso con Pekín.

La reconstrucción del país tras los estragos de la segunda guerra, retrasó durante dos décadas la puesta en marcha del tren bala. Pero la explosión económica japonesa que se inició en los años 60 fue el punto de arranque de una transición fulgurante hacia la modernidad y la riqueza.

A pesar de que el país acababa de salir de la destrucción total, con las dos bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, Japón se montó en un tren hacia la modernidad, más rápido incluso que países que se hincaron primero en la industria del ferrocarril.

Desde el principio, la historia del Shinkansen fue la historia de un éxito. Este fue levemente ensombrecido por algunos apuros financieros de Japan Railway , la empresa pública de ferrocarriles japonesa. Pero esos apuros luego desaparecieron con la privatización de 1987.

La línea más importante y rentable siempre ha sido la que une la capital japonesa, Tokio, con la segunda ciudad del país, Osaka. Esta arteria de comunicación hoy en día canaliza un flujo de 400.000 pasajeros al día lo que resulta en una asombrosa cifra de 140 millones de viajeros al año.

Sin embargo, la red de alta velocidad no se limita a unir los grandes nodos económicos de Japón, pues cubre todo el país con diez líneas principales que unen el extremo norte de la isla de Honshu con el sur de la isla de Kiushu.

La presencia del tren de alta velocidad está en todas las vías férreas japonesas con tres tipos de servicio: Nozomi, Hikari y Kodama, todos arrastrados por las locomotoras Shinkansen.

El servicio Nozomi, propulsado por máquinas de la serie 500 y de la agresiva serie 700, que se asemeja al pico de un pato, se detiene solo en los grandes núcleos de población de la costa japonesa bañada por el Pacífico: Yokohama, Nagoya, Kioto, Hiroshima y Osaka.

Los servicios Hikari y Kodama, mientras, emplean locomotoras más antiguas de la serie 300 y paran en cada estación de la línea, de modo que este servicio de ferrocarril ‘lento’ también funciona con locomotoras de alta velocidad.

El magnífico desarrollo de la alta velocidad japonesa está basado en un concepto integral en el que la misma empresa, Japan Railway, está al mando del desarrollo de las locomotoras y actúa como operadora de las líneas. Esto se diferencia de otros países pioneros como Francia, que dividen la tarea entre compañías diferentes.

Los dirigentes de Japan Railway minimizan la importancia del récord de 574 kilómetros por hora logrado recientemente por el tren TGV francés en un recorrido específico. Para la empresa administradora del tren bala en Japón el reto no es la velocidad: en Japón este concepto es consistente y está totalmente desarrollado.

Ahora las autoridades ferroviarias han puesto sus ojos en la nueva maravilla tecnológica, la levitación magnética o superconductividad. Los trenes Maglev están todavía en fase de prueba, pero es el futuro.

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