lunes, junio 04, 2007

La polémica de la globalización

Fuente: THE WALL STREET JOURNAL

Estos acuerdos nunca fueron populares en Estados Unidos. Pero ¿por qué existe en ese país una resistencia tan grande al libre comercio, cuando su economía ha crecido sin interrupción en los últimos cinco años y el desempleo está en un cómodo 4,5%.?

La rivalidad de los partidos, desempeña su papel. Algunos demócratas contradicen a Bush por el simple hecho de decirle no. Pero esa sólo es una parte pequeña de la historia.

Los acuerdos de comercio casi siempre se dan por razones geo-políticas. Estos son algunos ejemplos:

El gobierno de Franklin D. Roosevelt, lideró el esfuerzo por reducir los aranceles después de la Segunda Guerra, porque creía que el comercio llevaría a la paz mundial.

La Unión Europea se creó, en parte, para evitar otra guerra entre Alemania y Francia.

Estados Unidos impulsó acuerdos para ganar la Guerra Fría.

El Nafta se creó como una manera de garantizar un régimen proestadounidense en México, de acuerdo con la visión del secretario de estado del momento.

Douglas Irwin, historiador de comercio de Dartmouth College dice que hoy no existe una razón de política exterior para estar a favor del libre comercio. Pocos creen que pacto comercial de Estados Unidos con China sea una buena arma política para influenciar al gigante asiático.

Una encuesta realizada por THE WALL STREET JOURNAL y NBC arrojó que muy pocas personas creen que “Estados Unidos se beneficia de la economía global”.

Incluso los defensores del libre comercio admiten que la globalización genera vencedores y perdedores. Pero nadie se pone de acuerdo sobre quien es el culpable por la brecha entre ambos: ¿La tecnología?¿Las desregulaciones? ¿Los cambios sociales?

Pero la opinión pública no tiene ninguna duda. Es mucho más fácil para un trabajador estadounidense condenar a los chinos por los recortes en su sueldo que a un computador en su oficina.

El asunto no es si el libre comercio enriquece el mundo, porque sí lo hace. El tema es la distribución de las ganancias. Entre los trabajadores estadounidenses se afianza el temor que ellos pueden ser los perdedores. Esto hace más difícil un consenso político sobre la necesidad de la globalización. Y si eso es allá, imagínense entonces cuál es la percepción que tienen los trabajadores colombianos sobre el TLC.

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