viernes, septiembre 29, 2006

Los Agentes Secretos (Parte3)

Fuente: The encyclopedia of Pop Culture

Con el estreno de “Dr. No” en 1.962, el cine se vio inundado de películas tipo James Bond. Las más notables se produjeron en Estados Unidos con la idea de crear un personaje con las características del 007 pero que fuera norteamericano.

Quizás el que más se haya acercado fue Dean Martin con cuatro películas que apelaban a algunas escenas de desnudos. La más notable: “The Silencers” de 1.966. El actor James Coburn protagonizó en dos películas al agente Derek Flint. Por su parte las mujeres también encarnaron espías féminas: la actriz Doris Day tuvo el papel principal en “Caprice”. Por su parte Chesty Morgan, una reconocida striper de la época, se representó asimisma en “Deadly Weapons”, un film en el que Morgan usaba sus dotes femeniles para ablandar y manipular a sus colegas rusos.

Las películas y las series de televisión de espías mostraron un sorprendente arsenal de juguetes bélicos para resolver situaciones de todo tipo. Mencionamos hace un momento la grabadora de “Misión Imposible” que se autodestruía en 5 segundos. Otros gadgets recordados fueron:

El maletín ejecutivo de James Bond: Este tenía un rifle con mira telescópica incorporado, un dispositivo lanza cuchillos y una válvula que disparaba un gas letal cuando algún malhechor pretendía abrirlo sin clave. El maletín no solo guardaba armas. El 007 guardaba en el fajos de dinero perfectamente organizados para gastarlo para gastarlo cuando fuese necesario. Desde ese entonces el maletín ha sido un símbolo recurrente de poder al hablar de armas y dinero en toda clase de películas.

Otro juguete de espías famoso creado en los 60 y que aún nadie ha podido inventar en plena era digital fue el zapatófono. Mel Brooks, creador de la serie “Get Smart”, se le ocurrió esta brillante idea en la que la suela cargaba todo el sistema telefónico y el tacón no solo era el auricular, sino que además servía de compartimiento para todo tipo de píldoras maravillosas.. El Zapatófono tenía el timbre de un teléfono normal, pero sonaba justo cuando el Super Agente 86 estaba en medio de una compleja operación que requería de absoluto silencio.

El Agente secreto Derek Flint tenía quizás el dispositivo más exagerado de todos. Era un encendedor que tenía 83 diferentes funciones. Algunas de ellas incluían la posibilidad de enviar y recibir mensajes secretos, convertirse en un peligroso lanzallamas y tambièn en lanza gases paralizante. Flint tenía otra maravilla del espionaje: era un reloj que lo inmovilizaba y le paraba la respiración por un buen rato, haciéndole ver como muerto y engañando a sus enemigos. Después de un tiempo el reloj despertaba gentilmente a su dueño con unas cosquillas en su muñeca.

El más conocido de los juguetes tecnológicos de espías es el carro de James Bond. Era un Aston Martin equipado con vidrios a prueba de balas, varias ametralladoras, y varios dispositivos para soltar humo y aceite a sus persecutores. Y si nada de esto funcionaba el 007 solo tenía que oprimir un botón para salir disparado por el suroof del auto.

A pesar de la continuidad de las películas de James Bond, la fiebre por los agentes secretos comenzó a desvanecerse en los 70. En esa década algunos operativos del mundo real mostraron la cara de los verdaderos espías. Sus pintas parecían más de nerdos universitarios y norteamericanos comunes que de aquellos sofisticados hombres que se codeaban con millonarios, seducían a todas las mujeres, manejaban autos veloces, salvaban el mundo y se divertían en su misión.
Era el mundo de los AGENTES SECRETOS… otro ícono de la CULTURA POP, en Cultura General de 95.9 Cámara FM.

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