miércoles, abril 18, 2007

La pasión está en el cerebro

Fuente: El Tiempo y EFE

Detrás de los secretos del amor y la seducción están descargas hormonales y neuronales. El amor y el sexo convulsionan todo el organismo mental y corporal y un complejo laboratorio dirige la pasión y el desamor.

Desde que Ovidio publicase su legendario ensayo El arte de amar, mucho se ha escrito, poetizado y filmado sobre los secretos del amor. ¿Por qué surge la atracción entre dos personas? ¿por qué nos fijamos en una persona concreta y no en otra?, ¿qué motiva la pasión y por qué se acaba?. Estas preguntas siempre han sido objeto de estudio y debate por parte de psicólogos y sexólogos.

Hoy día, está totalmente demostrado, con base científica, que los orígenes del amor y la pasión radican en la bioquímica cerebral. Son una especie de señales mentales que nos dirigen hacia la persona escogida.

La sexóloga norteamericana Shere Hite, conocida por sus numerosos libros al respecto, así como numerosos psiquiatras y neurólogos coinciden en que existen descargas eléctricas neuronales, hormonas y otras sustancias que provocan la atracción y explican las bases del enamoramiento.

En el sistema nervioso, el hipotálamo envía mensajes a otras glándulas del cuerpo y los llamados neurotransmisores coordinan entre sí las células nerviosas. El estado pasional convulsiona todo el organismo y se produce una especie de 'guía mental' del amor.

Ello se nota de inmediato, dado que la persona sumida en estado pasional y fuertemente atraída por otra, empieza a notar diferentes síntomas. El sistema nervioso se acelera, el corazón late más rápido, la circulación sanguínea fluye con más intensidad y, en general, el enamorado sufre un cuadro de agitación general.

Las complejas reacciones químicas del organismo nos sumen en una especie de ceguera mental, que hace que nos sintamos lejanos al entrono que nos rodea. De aquí surge la expresión "estar loco de amor" . De no controlarse, puede derivar en desenfreno o conductas obsesivas.

Los expertos coinciden en que la pasión radica en la corteza cerebral, en concreto en las sustancias llamadas anfetaminas. Al inundarse el cerebro de ellas, se produce la secreción de dopamina, un neurotransmisor que refuerza la capacidad del deseo y el placer.

Otras similares son la oxiticina y la norepinefrina, auténticos estimulantes del impuso sexual. Estudios de prestigiosos sexólogos norteamericanos, indican que el cerebro de una persona apasionada contiene cantidades de feniletilamina, una de las anfetaminas más potentes. Así se origina el "universo del placer" y caemos en un "nirvana" hacia la otra persona.

Naturalmente, con el paso del tiempo, esta pasión se desvanece. Según la experta Shere Hite, el amor pasional suele durar unos tres años, pero al final la bioquímica cerebral decae y los sentimientos se van mitigando.

Después viene la fase del cariño más pausado, el afecto personal y la comprensión. O, por el contrario, el desamor total y la separación de la pareja. Pero lo cierto es que todo el entramado químico que originó el amor pierde fuerza, tarde o temprano. Ese "amor para toda la vida" suele quedar en una relación de complicidad, amistad o compañeros.

Existe, por tanto, en el cerebro humano un gran laboratorio que potencia los sentimientos, estímulos, atracción y rechazo. Ello explica que, en ocasiones, sin ningún motivo aparente, las personas pasen del amor al odio, de la seducción a la frustración y de la de la fogosidad sexual a la insatisfacción

En definitiva, las relaciones personales se mueven en este complejo laboratorio químico cerebral, que dirige los pasos de la pasión y el desamor.

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